Foto: Yolanda Blanco |
Foto: Yolanda Blanco |
Hace un par de meses estuve con una amiga de merienda por el campo, en un lugar idílico en dónde los almendros formaban un gran espacio nevado con sus flores llenas de encanto.
Ver el campo extremeño en todo su explendor es una maravilla, disfrutar de unas magdalenas caseras, de confidencias, y anécdotas de la vida con una amiga en un entorno así nunca se olvida. En el recuerdo siempre estarán la casa de herramientas abandonada, la temperatura de un día de primavera, la tierra aún empapada por la lluvia de los días anteriores, las flores blancas llenas de luz de una tarde de merienda y unas magdalenas que nos regalaron los panaderos de un pequeño pueblo. Sensaciones para no olvidar.
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